A medida que la pandemia de COVID-19 se propagó por todo el mundo, rápidamente quedó claro que esta no era una enfermedad respiratoria común. La enfermedad parece afectar varios sistemas del cuerpo y órganos, incluidos el corazón y el cerebro. Al principio de la pandemia, se informó de pérdidas del sentido del olfato, un síntoma curioso que sugiere que el virus puede afectar el sistema nervioso. Con el paulatino incremento de personas infectadas, se ha ido contando con más datos que indican la presencia de accidentes cerebrovasculares y otras complicaciones neurológicas.
De igual modo, existe evidencia documentada de pacientes hospitalizados con COVID-19 moderado y grave que experimentaban una variedad de síntomas neurológicos, cognitivos, psicológicos y psiquiátricos, así como pacientes con coronavirus ingresados en la UCI con delirio.