El consumo de pornografía por parte de menores crea expectativas irreales y creencias erróneas sobre la sexualidad, normaliza y favorece la violencia sexual, y fomenta el aislamiento y la disminución de actividades sociales.

Estas son algunas de las graves consecuencias derivadas del consumo de pornografía por parte de niños/as y adolescentes, recogidas en un decálogo publicado por la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), la ONG “Dale una vuelta” y la Fundación del Colegio Oficial de Psicología de Madrid, a través del cual ponen de relieve el impacto negativo que conlleva esta conducta en dicha población de edad.

Entre las múltiples consecuencias negativas, el documento destaca cómo el visionado de este tipo de material afecta a la corteza prefrontal, sistema de recompensa, neuronas espejo y diferentes áreas en relación con el control de los impulsos y la toma de decisiones. Se relaciona también con problemas de rendimiento académico, asociándose con un deterioro en la capacidad de atención, memoria procedimental y en la capacidad de organización y planificación…

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