La sordoceguera congénita supone una compleja situación a enfrentar para la familia, que requiere de un acompañamiento psicológico adecuado, así como apoyo y pedagogía especializada para el niño/a diagnosticado. Asimismo, la llegada de una discapacidad supone con frecuencia un shock, una conmoción y duelo que requiere orientación y guía, siendo un reto para la salud psicológica. A este respecto, el apoyo psicológico resulta fundamental para el ajuste de las personas con sordoceguera en las distintas fases.

Estas son algunas de las conclusiones recogidas en un informe realizado por Ilunion Accesibilidad, y editado por el Real Patronato sobre Discapacidad y el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, a través del cual se analiza la realidad de las personas sordociegas en España, con el fin de fundamentar las políticas públicas y las medidas a desarrollar, en función de las necesidades reales del colectivo.

Tal y como definen sus autores, las personas sordociegas son aquellas que presentan “un deterioro combinado de la vista y el oído que dificulta su acceso a la información, a la comunicación y a la movilidad. Esta discapacidad afecta gravemente las habilidades diarias necesarias para una vida mínimamente autónoma, requiere servicios especializados, personal específicamente formado para su atención y métodos especiales de comunicación”…

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