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18/03/2022La pandemia de COVID-19 dispara un 25% los problemas de ansiedad y depresión entre la población mundial, informe de la OMS

La pandemia de COVID-19 ha tenido un grave impacto en la salud mental y el bienestar de las personas de todo el mundo, así como ha aumentado el riesgo de conducta suicida entre la población. Así lo recoge el reciente informe de la OMS, Mental Health and COVID-19: Early evidence of the pandemic’s impact (Salud mental y COVID-19: evidencia temprana del impacto de la pandemia).
En el informe, realizado a partir de la revisión de los datos científicos disponibles hasta la fecha, incluidos revisiones sistemáticas y metaanálisis, analiza el impacto de la pandemia de COVID-19 y su efecto en la salud mental de la población mundial. Los resultados del análisis son contundentes: tan sólo en el primer año de la pandemia de COVID-19 se ha disparado un 25% la prevalencia de los trastornos de ansiedad y depresión en todo el mundo.
La gravedad del problema radica en que, además, este aumento del sufrimiento psicológico se ha acompañado de un cierre generalizado de los servicios de salud mental o de un funcionamiento “bajo mínimos”, que ha obstaculizado que las personas en riesgo hayan podido obtener la ayuda y tratamientos necesarios.
El documento, que se trata del primer informe técnico de revisión de los problemas de salud mental asociados a la COVID-19 por parte de la OMS, se compone de varias secciones que analizan: el impacto de la pandemia de COVID-19 en la prevalencia de los síntomas de salud mental y los trastornos mentales; el impacto de la pandemia de COVID-19 en la prevalencia de pensamientos y comportamientos suicidas; el riesgo de infección, enfermedad grave y muerte por COVID-19 para las personas que viven con trastornos mentales; el impacto de la pandemia de COVID-19 en los servicios de salud mental; y la eficacia de las intervenciones psicológicas adaptadas a la pandemia de COVID-19 para prevenir o reducir los problemas de salud mental y/o mantener el acceso a los servicios de salud mental.
El efecto negativo de la pandemia sanitaria se debe, según los autores del informe, a las múltiples fuentes de estrés que confluyen en esta crisis sin precedentes, pero fundamentalmente a la soledad y aislamiento que ha implicado la restricción de actividades para evitar la propagación del virus. Se trata de una situación de estrés que ha impedido el funcionamiento de las redes de apoyo social habituales de las personas, que cumplen un papel amortiguador frente al estrés fundamental en situaciones críticas. El teletrabajo, el confinamiento en el domicilio y la paralización de las actividades sociales en las comunidades ha acrecentado la percepción de soledad e indefensión en la población. Esto unido a la seria amenaza para la vida que supone el riesgo de infección, la muerte de familiares cercanos, el proceso de duelo dificultado por la imposibilidad de acompañar a los seres queridos en sus últimos momentos o de asistir a los funerales y otras ceremonias de despedida y la crisis económica asociada son identificados por los autores del informe como las principales fuentes de estrés. Para el caso de los profesionales sanitarios, se añade, junto a estos factores, unas jornadas laborales extenuantes, con una elevada demanda de trabajo y sin las condiciones de protección necesarias (sobre todo, en los primeros meses de la pandemia), que han dado lugar a un agotamiento de este colectivo, donde, según se señala en el informe, se ha producido un aumento preocupante de pensamientos suicidas.