Incorporar la salud mental en los servicios de atención materno-infantiles es un elemento clave para la obtención de mejores resultados clínicos en el embarazo, el parto y los primeros años de vida del bebé. Así lo establece la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la Guía para la integración de la salud mental perinatal en los servicios de salud materno-infantil (Guide for integration of perinatal mental health in maternal and child health services).
Según la OMS, es un hecho indudable que los cambios vitales que acompañan al embarazo, el parto y la maternidad temprana suponen una fuente de estrés elevada que puede tener un impacto negativo en la salud mental de la madre o un empeoramiento de las condiciones de salud mental previas, lo que a su vez tiene una repercusión en el desarrollo físico y emocional del bebé. En concreto, se estima que el 20% de las madres experimentará pensamientos suicidas o conductas autolesivas y que 1 de cada 5 mujeres presentará un problema de salud mental durante el periodo perinatal.