La evidencia pone de relieve que el coste de fomentar la resiliencia y la intervención temprana en niños y niñas en edad escolar que experimentan problemas de salud mental, conductuales o de desarrollo neurológico, es significativamente menor que el coste que supone tratar estos problemas en la adolescencia y la edad adulta.
Así lo afirma la Sociedad Australiana de Psicología (APS-Australian Psychological Society) en un documento de posicionamiento, a través del cual recoge una serie de recomendaciones clave basadas en la evidencia psicológica sobre la inversión en salud mental infanto-juvenil y la importancia de implementar enfoques escolares integrales para la intervención temprana y la promoción y prevención de la salud mental universal, destacando el rol fundamental que desempeñan en este contexto los psicólogos educativos.
En su texto, la Sociedad advierte de que, cada año, aproximadamente uno de cada cinco niños y niñas australianos/as comienza la escuela mostrando signos de estrés psicológico y social, siendo esperable que, en un período de 12 meses, uno de cada siete o alrededor de 670.000 de los 4 millones de menores escolarizados/as, experimenten uno o más trastornos mentales, conductuales o del neurodesarrollo.