Están surgiendo nuevas formas de definir los objetivos económicos y sociales. El antiguo modelo centrado en el PIB está dando paso a enfoques que sitúan el bienestar humano y ambiental en el centro de las políticas gubernamentales. Un ejemplo crucial de ello, son los Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como el énfasis creciente en la necesidad de garantizar un “crecimiento inclusivo” y una reducción de las desigualdades. Si la Unión Europea debe responder a las necesidades y preocupaciones de sus ciudadanos, es vital que las nuevas instituciones europeas adopten un cambio de paradigma: el bienestar de los ciudadanos debe estar en el centro de las políticas de la Unión Europea.